martes, 14 de agosto de 2012

Si me detengo

Tengo envidia de este blanco
                             de las paredes;
tengo envidia de este rojo
                             de los rosales;
tengo envidia de aquél geranio
porque florece quieto
en el patio de su casa.

La envidia de un forastero
                            al hombre de tierra
me viste de verde,
me descompone:
en los olivares
yo soy el abono...
Parte de mi será
                    esta arena,
parte de mi será
                    aquella montaña,
de una parte de mi
saldrá el canto apasionado
de un labrador sin nombre,
si me detengo...
El remolino flamenco
desenterrará mis cenizas,
si me detengo...

Si me detengo
               pegadita al blanco del muro,
amarrándome con el rojo vivo
                                    de los geranios,
me despacharía de mi envidia;
la mandaría lejos
a buscar suerte por los olivares,
a rociarlos con la amargura
                                de mis andamios
para que den frutos
                              verdes,
amargos frutos de mis avatares,
y aceites de cura
para engrasar las heridas
                               desde adentro,
para que también den frutos,
frutos maduros de mis entrañas.
Si me detengo...
La envidia de un forastero
al hombre de costumbres.

Si me detengo
y me impongo
dentro de mis venas,
contra mi propia sangre,
como una presa...
!Qué sencillo e imposible!
Como este rojo,
como aquél blanco
                    si me alejo...

Como un adelanto
para sus adentros susurra la llaga:
"Solo quien repuja su tierra
obtendrá la llave de sus ataduras".
Aunque te tengo envidia, forastero,
¡Plantaré mi maceta desamparada!
En este rojo vivo,
en este blanco
                  y verde...



1 comentario:

  1. Ay que lindo.

    Soy Alejandro de la AventuraDeEscribir, el correo no me lo debiste de dar bien o algo, a ver si le lo das bien.
    Un abrazo!

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