miércoles, 25 de julio de 2012

En las termas de Caviclum

       
Entre las sombras del tiempo,
hallé tus sandalias, Anatolia...
Tus apresurados pasos, ligera,
como una zorrilla por las salas de mármol,
sacándole brillo con ingenio y frescor de tus risas ,
y las cosquillas de tu túnica por los pasillos
me aliviaron la estancia en Caviclum.


Llena de gracia eres, Anatolia,
contigo, sumergido en los recuerdos templados
de la memoria huidiza
no me pesan los años,
al igual que tus sandalias descocidas
en la palma de mi mano
y la túnica , con manchas de purpura,
huérfana, en mi lecho...





No me pesan los años...


Al igual que el hueco que me cavaste en el pecho,

rociando la herida con dedos de pétalos.

Cuando sopla el viento a través de los siglos

entrando por la garganta obstruida de una ánfora,

produce un eco extraño, con desgarro,

asustando las gotas de vino añejo en lo hondo...

Te contemplé en las termas de Caviclum,

Te contemplé...

Y me vi reflejado

                   en tus pupilas...

1 comentario: